Definitivamente llegar a la isla de San Andrés es caer a través del agujero de conejo, no has aterrizado y ya has empezado a disfrutar del principal atractivo que tiene para ofrecerte, el mar de los siete colores. Si, se lo que pueden estar pensando algunos, obviamente todo dependerá del factor clima, pero no pueden negar que aun cuando al llegar se encuentren con densas nubes que hayan interrumpido el servicio de bebidas abordo, en esos últimos metros en aproximación cuando has dejado atrás las nubes y cuando el borde de la isla, ese mismo que hace de playa y aeropuerto, se ha acercado lo suficiente para sentir que el capitán a decidido intentar alguna nueva y chicanera maniobra, al menos allí lograras apreciar, si decides mirar más allá de lo que el afán te permite ver, la esplendorosa extensión turquesa multicolor que es su preciado mar.
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Alguna vez soñaste con estar en alguna playa paradisiaca del Sudeste Asiático mientras realizabas ejercicios de introspección, si tu respuesta es sí entonces te tengo buenas noticias, es posible y más aÚn, es posible hacerlo becado ¡BECADO!
Esta oportunidad única te llevará al Santuario Mooktawan en una isla del sur de Tailandia. Podrás meditar y encontrar tu paz interior entre la belleza única que un paraje como este puede ofrecer: bosque, mar y blanca arena. Ya sabes uno de esos paraísos escondidos en la tierra Y bien ya es esa hora de nuevo, nunca pierdo emoción cuando llega esa hora, pasaré las fiestas y el fin de año en el amazonas, si, Navidad en Leticia y Año Nuevo en Manaos pero no solo eso, por fin tomare el barco que surca el río Amazonas.
Para ser honesto hacía mucho tiempo no había sentido duda a la hora de viajar, mucho menos un cierto picor a la hora de empacar maleta de última hora, ojo, no digo que sea la persona más organizada del mundo, porque para ser honesto no lo soy, y casi siempre viajo de última hora, con poca organización y cero previsión, pero el día de ayer fue algo particular. Planeado tenía almuerzo con una amiga, compras navideñas de última hora, cambio de divisas, novena familiar y hasta un corte de cabello, a esto súmenle la necesidad de empacar maleta para la pequeña miniaventura que se venía para estas fiestas. Así que, acá me encuentro, listo para volar, con algo de paciencia para una espera de 7 horas en Bogotá antes de la esperada conexión hacia Leticia. Ya les escribiré desde allí, les contare qué tal va todo y con suerte les compartiré un par de fotos. No olviden seguirnos en las redes sociales Facebook: https://www.facebook.com/ElMalAndante Twitter e Instagram: @julivillaquiran Snapchat: @julivillaquira Muchos de ustedes ya lo saben, soy un turista, un viajero, un apasionado por la naturaleza y de perderme en la ciudad, de conocer nuevas culturas y ante todo de probar nuevos alimentos, y esto último me ha llevado a comer una que otra cosa bastante extraña. Si, lo sé, todos hemos visto eventualmente algún documental en algún canal de viajes, de esos que muestran a un tipo - gran chef o no- recorriendo lugares exóticos en el medio de la sabana africana o en algún mercado asiático con peculiares ingredientes. Lo que pocas veces vemos -o queremos aceptar- es que cerca a nosotros también existen extrañas costumbres alimenticias. El sueño de muchos viajeros es ser dueño de un hotel, hostal, restaurante o bar en algún sitio con paisajes paradisíacos, la mayoría dejan pasar el sueño por comodidades o jugar a lo seguro, algunos otros porque simplemente el dinero no les alcanza.
¿Y si les digo que es posible con solo 125.00 USD? Pues resulta que si, lo único adicional que necesitaras es ser mayor de 18 años y un ensayo en ingles de 200 palabras. No, no se trata de un remake de la película del 1996 "The Spitfire Grill", se trata de una oportunidad real. Hoy les traigo una noticia que me ha emocionado muchísimo y que había estado esperando por bastante tiempo.
Desde hace ya varios años se viene preparando en Pereira, Colombia, la creación de un Bioparque, este seria diseñado para cambiar radicalmente el estado como eran mantenidos los mas de 250 animales exóticos y autóctonos del Zoológico Matecaña, de forma que no se mantuvieran en cautiverio como es tradicional en los zoológicos, sino que pudiesen interactuar con vegetación y condiciones propias de su habitad. Cuando decidí salir de Montevideo tenía algo claro, no quería ir a Punta del Este, el Balneario más popular de Uruguay –sino del subcontinente- y punto comúnmente elegido por el JetSet internacional y todos aquellos que quieren escapar de su ajetreada vida cotidiana (algo así como un Santa Marta para los colombianos con la diferencia de que queda más cerca para todos). Mi destino seria Punta del Diablo, un pequeño pueblo de pescadores y artesanos, con hermosas playas tranquilas y fresca comida de mar en la mesa. Normalmente tengo muy claras mis prioridades al viajar, pero como lo dije, normalmente, eso significa que de vez en cuando paso por alguna ciudad y me dedico básicamente a perder el tiempo, esto es en parte lo que sucedió en Montevideo.
Recién había llegado de El Calafate a Buenos Aires, ya había pasado Navidad y el Año Nuevo estaba a una noche de distancia, sabia que debía comenzar mi viaje de regreso a Colombia lo mas rápido posible pues Uruguay, Brasil y el Sur Colombiano no eran un tramo corto para poco mas de un mes. Año nuevo en casa de "los sobrevivientes del intercambio" como nos habíamos autodenominado las ultimas 4 personas que quedaban en Buenos Aires tras 5 meses de estudio en la Universidad Nacional de Quilmes, la idea era partir ese mismo primero de Enero hacia montevideo, las tarifas web de Colonia Express indicaban que si habían pasajes pero amigos de "los sobrevivientes" habían tenido intentos infructuosos de conseguir pasajes -"Hasta el 10 de enero no hay"- decían, algo de preocupación subió a mi cabeza pero ya saben lo que dicen, "el que no arriesga un huevo no gana una gallina". Desde mi primer viaje en Argentina, por alla en 2005, siempre soñe con conocer la ciudad que se autodenomina "el fin del mundo" la mitica, la mas austral, la siempre gelida Ushuaia. Asi que cuando supe que realizaria un nuevo viaje a la Argentina me propuse no dejar pasar la oportunidad de conocer no solo esa ciudad soñada sino de recorrer el sur argentino, la gran Patagonia.
Terminado el semestre academico comence a planear el viaje, que si por tierra, que si en avion o que los trenes (otro sueño que tenia era tomar desde Buenos Aires un tren en dirección al sur cual cancion de Los Prisioneros). La decision no tomo mucho, recorrreria a dedo el pais de mis viajeros predilectos (Como Dino y Aldana de Magia en el Camino, Esteban Mazzoncini de Un Viajero Curioso y Juan Villarino y Laura Lazzarino la pareja viajera con multiples libros como Caminos Invisibles). La pregunta radicaba mas bien en que ruta elegir las opciones se bandeaban entre la costera Ruta 3 y la infame ruta 40. Cada una tiene sus ventajas, cada una sus pesares, pero en definitiva eran dos rutas desafiantes que este humilde servidor debia recorrer -exclusivamente para deleite de ustedes-. Priorizando el viaje lo ideal era llegar a Ushuaia y ya con este sueño cumplido intentar regresar a Buenos Aires para pasar la noche de Navidad con -a mi retorno ya reducida- familia viajera. Son muchos las personas que fantasean con pasar un tiempo en alguno de los famosos centros de esquí europeos, en deslizarse por la nieve en alguna de las colinas del famoso Aspen, en Colorado, o simplemente recorrer un pueblo cubierto de nieve embutidos en sus abrigos térmicos para terminar en alguna tienda calurosa comiendo deliciosos chocolates y bebidas calientes. Lo cierto es que seguramente yo, para muchos, soy uno más de esos fantasiosos de la vida y para ser honestos, no se equivocarían en su pensar.
Pero ¿Y si les dijera que todo estoy lo pueden hacer sin tener que hacer molestos tramites de visas Schengen o la aún más molesta visa “americana”? ¿Que ni siquiera tendrán que comprar pasajes para “cruzar el charco” como suelen decir los colombianos a viajar a otro continente? Pues resulta que esto es cierto. Hoy hablaremos de una pequeña joya escondida en la Argentina, la ciudad de San Carlos de Bariloche en la provincia de Rio Negro. Pero no se dejen engañar el que le diga escondida no es por su poca actividad turística, pues Bariloche es considerada por algunos como el segundo destino predilecto para la práctica de los deportes invernales. |
El AutorIngeniero, deportista, fotógrafo, docente y ante todo viajero. Julián lleva viajando por periodos desde el 2005, dentro y fuera de Colombia. Ansioso por compartir sus vivencias y dispuesto a recibir lo que sea que el mundo traiga. Archives
June 2016
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