Desde mi primer viaje en Argentina, por alla en 2005, siempre soñe con conocer la ciudad que se autodenomina "el fin del mundo" la mitica, la mas austral, la siempre gelida Ushuaia. Asi que cuando supe que realizaria un nuevo viaje a la Argentina me propuse no dejar pasar la oportunidad de conocer no solo esa ciudad soñada sino de recorrer el sur argentino, la gran Patagonia.
Terminado el semestre academico comence a planear el viaje, que si por tierra, que si en avion o que los trenes (otro sueño que tenia era tomar desde Buenos Aires un tren en dirección al sur cual cancion de Los Prisioneros). La decision no tomo mucho, recorrreria a dedo el pais de mis viajeros predilectos (Como Dino y Aldana de Magia en el Camino, Esteban Mazzoncini de Un Viajero Curioso y Juan Villarino y Laura Lazzarino la pareja viajera con multiples libros como Caminos Invisibles). La pregunta radicaba mas bien en que ruta elegir las opciones se bandeaban entre la costera Ruta 3 y la infame ruta 40. Cada una tiene sus ventajas, cada una sus pesares, pero en definitiva eran dos rutas desafiantes que este humilde servidor debia recorrer -exclusivamente para deleite de ustedes-.
Priorizando el viaje lo ideal era llegar a Ushuaia y ya con este sueño cumplido intentar regresar a Buenos Aires para pasar la noche de Navidad con -a mi retorno ya reducida- familia viajera.
Terminado el semestre academico comence a planear el viaje, que si por tierra, que si en avion o que los trenes (otro sueño que tenia era tomar desde Buenos Aires un tren en dirección al sur cual cancion de Los Prisioneros). La decision no tomo mucho, recorrreria a dedo el pais de mis viajeros predilectos (Como Dino y Aldana de Magia en el Camino, Esteban Mazzoncini de Un Viajero Curioso y Juan Villarino y Laura Lazzarino la pareja viajera con multiples libros como Caminos Invisibles). La pregunta radicaba mas bien en que ruta elegir las opciones se bandeaban entre la costera Ruta 3 y la infame ruta 40. Cada una tiene sus ventajas, cada una sus pesares, pero en definitiva eran dos rutas desafiantes que este humilde servidor debia recorrer -exclusivamente para deleite de ustedes-.
Priorizando el viaje lo ideal era llegar a Ushuaia y ya con este sueño cumplido intentar regresar a Buenos Aires para pasar la noche de Navidad con -a mi retorno ya reducida- familia viajera.