Son muchos las personas que fantasean con pasar un tiempo en alguno de los famosos centros de esquí europeos, en deslizarse por la nieve en alguna de las colinas del famoso Aspen, en Colorado, o simplemente recorrer un pueblo cubierto de nieve embutidos en sus abrigos térmicos para terminar en alguna tienda calurosa comiendo deliciosos chocolates y bebidas calientes. Lo cierto es que seguramente yo, para muchos, soy uno más de esos fantasiosos de la vida y para ser honestos, no se equivocarían en su pensar.
Pero ¿Y si les dijera que todo estoy lo pueden hacer sin tener que hacer molestos tramites de visas Schengen o la aún más molesta visa “americana”? ¿Que ni siquiera tendrán que comprar pasajes para “cruzar el charco” como suelen decir los colombianos a viajar a otro continente? Pues resulta que esto es cierto.
Hoy hablaremos de una pequeña joya escondida en la Argentina, la ciudad de San Carlos de Bariloche en la provincia de Rio Negro. Pero no se dejen engañar el que le diga escondida no es por su poca actividad turística, pues Bariloche es considerada por algunos como el segundo destino predilecto para la práctica de los deportes invernales.
Pero ¿Y si les dijera que todo estoy lo pueden hacer sin tener que hacer molestos tramites de visas Schengen o la aún más molesta visa “americana”? ¿Que ni siquiera tendrán que comprar pasajes para “cruzar el charco” como suelen decir los colombianos a viajar a otro continente? Pues resulta que esto es cierto.
Hoy hablaremos de una pequeña joya escondida en la Argentina, la ciudad de San Carlos de Bariloche en la provincia de Rio Negro. Pero no se dejen engañar el que le diga escondida no es por su poca actividad turística, pues Bariloche es considerada por algunos como el segundo destino predilecto para la práctica de los deportes invernales.