Si, se lo que están pensado: “Este será otro artículo cliché sobre el mencionado valle”, lo cierto es que no podría ser más alejada esa idea de la realidad, si esperas que hable sobre los beneplácitos de su aire, su agua, su clima o que más se yo para aumentar la longevidad de sus pobladores estás pronto a decepcionarte, para ello podría recomendarte los artículos publicados por la BBC Mundo, Soho de Colombia o la Universidad Maimonides, acá la realidad será otra.
Mención diferencial debo hacer al Parque Nacional Podocarpus, el cual cuenta con un ecosistema de bosque húmedo montano y montano bajo, eso quiere decir para aquellos que no conocen los términos técnicos, que se trata de un parque boscoso y bastante húmedo del tipo que suelen ver en las películas sobre los países subecuatoriales o si son colombianos, como la mayoría de bosques que hallaran en las bases de las cordilleras de nuestro país. Abundan las especies de aves con más de 500 registradas y gran cantidad de orquídeas, las menciono ambas, pues es bastante fácil observarlas en los distintos recorridos que ofrece el parque sin necesidad de hacer grandes esfuerzos, recorridos que pueden variar en distancia y niveles de dificultad, pero que en definitiva no serán un gran desafío (pero si un placer) para quienes gusten del trekking.
Pero bueno, dejemos atrás ese gran parque y avancemos con lo que les ha traído hasta acá, Vilcabamba. Son muchos los artículos publicados respecto a este poblado y sus pobladores centenarios, de las propiedades místicas del clima, la alimentación y el agua; el New York Times, la BBC, cientos de universidades a nivel mundial y hasta grupos científicos de renombre han viajado a este valle fronterizo para investigar sus propiedades, ahora, son muchos los turistas que pasan por el mismo con la esperanza de conocer a esos longevos, algunos creyendo que encontraran a los mismos recorriendo el parque o que podrán sentarse a tratar con ellos durante un rato.
Lo cierto es que este pequeño y tranquilo pueblo se encuentra plagado, y lo digo con tristeza, por residentes extranjeros, muchos de los cuales llegaron con la esperanza de alargar sus años en la tierra en lo que es el típico temor humano a lo que sea que siga tras la muerte. Ahorrar durante toda una vida de sufrido trabajo, de sacrificios y de soledades para gastar tus ahorros comprando una tierra en medio de alguna tierra prometida, si eres afortunado compartiéndolo con alguien, o peor aún, invirtiendo en algún restaurante, tienda artesanal, hostel o, valga la ironía, un bar, comercios que ahora abundan en este pequeño pueblo. Y es que si recorres su plaza principal podrás encontrar múltiples comercios propios de foráneos. De los locales, bueno hay opiniones encontradas, para unos no importa que los otros hayan llegado, no interrumpen sus vidas y el tiempo sigue, al mismo paso lento pero afable que siempre ha tenido en este lugar, para otros es una invasión, se nota el cambio en el ambiente, es mas común oír las grandes camionetas y las ruidosas cuatrimotos de los turistas que recorren las calles, y sin embargo todos lo soportan, no hay de otra, son los mismos que aumentan los ingresos de los pobladores locales, que ayudan a vender fácil todos los productos agrícolas que chicos y viejos siguen cultivando.
Lo cierto es que este pequeño y tranquilo pueblo se encuentra plagado, y lo digo con tristeza, por residentes extranjeros, muchos de los cuales llegaron con la esperanza de alargar sus años en la tierra en lo que es el típico temor humano a lo que sea que siga tras la muerte. Ahorrar durante toda una vida de sufrido trabajo, de sacrificios y de soledades para gastar tus ahorros comprando una tierra en medio de alguna tierra prometida, si eres afortunado compartiéndolo con alguien, o peor aún, invirtiendo en algún restaurante, tienda artesanal, hostel o, valga la ironía, un bar, comercios que ahora abundan en este pequeño pueblo. Y es que si recorres su plaza principal podrás encontrar múltiples comercios propios de foráneos. De los locales, bueno hay opiniones encontradas, para unos no importa que los otros hayan llegado, no interrumpen sus vidas y el tiempo sigue, al mismo paso lento pero afable que siempre ha tenido en este lugar, para otros es una invasión, se nota el cambio en el ambiente, es mas común oír las grandes camionetas y las ruidosas cuatrimotos de los turistas que recorren las calles, y sin embargo todos lo soportan, no hay de otra, son los mismos que aumentan los ingresos de los pobladores locales, que ayudan a vender fácil todos los productos agrícolas que chicos y viejos siguen cultivando.
No me tomen a mal, es cierto, el clima es envidiable con sus 20°C perpetuos, su cielo azul en constante contraste con el verde de sus montañas y esas suaves pinceladas de blanco que son sus nubes, el sol siempre brilla pero no acalora, es casi como si sus rayos acariciaran con delicadeza cada ser que encuentra a su paso, las sillas son siempre frescas y no encontraras una roca demasiado caliente para sentarte ni una sombra demasiado gélida para pasar el rato. Sus montañas tienen paisajes exquisitos para recorrerlas y tiene mágicas cascadas escondidas, muchas no las hallaras pero de seguro las has de oír. Y es posible encontrarte con sus más antiguos habitantes, quizá como los chicos de Magia En El Camino tengan la oportunidad de sorprenderlos con algunos performance y de recibir sus aperladas sonrisas, o puedan darse una siesta en sus campos como los chicos de Con Los Pies Por La Tierra y hallar las similitudes con poblados distantes, todo depende de que tan capaces sean ustedes de ver las maravillas que cada sitio tenga para ofrecerles.
Para mí Vilcabamba será un lindo recuerdo, no fantástico, no “el gran valle de la longevidad” pero si un tranquilo poblado donde pasar un par de días para alejarte del ajetreo del mundo real es posible, donde por azar del destino pude recibir un entrecortado gracias un Juan Sin Nombre al empujarle unas cuantas cuadras su silla de ruedas, donde por un par de minutos completos desconocidos fueron un solo ente, donde una mirada amable y una sonrisa sin algunos dientes fue la mejor recompensa por unas gotas de sudor. Eso es Vilcabamba para mí, sin muchas fotos para compartir pero abundantes recuerdos para atesorar.
Ahora no queda mas que seguir la ruta. Me despido de Ecuador tras esta mi ultima parada, con aire puro y energías recargadas, no por alguna propiedad mágica del ambiente, sino por ese contacto con la naturaleza, el alejarse del ajetreo de la vida citadina y el saber que un nuevo país me espera. Perú allá vamos.
Ahora no queda mas que seguir la ruta. Me despido de Ecuador tras esta mi ultima parada, con aire puro y energías recargadas, no por alguna propiedad mágica del ambiente, sino por ese contacto con la naturaleza, el alejarse del ajetreo de la vida citadina y el saber que un nuevo país me espera. Perú allá vamos.