El columpio, bueno eso es otra historia, con el tiempo, esa casa en el árbol pensada para monitorear la actividad volcánica se convirtió en atractivo turístico, extranjeros y locales suben a observar el paisaje y el majestuoso volcán mientras Carlos cuenta una y otra vez sin cansarse su historial de actividad, su última erupción y sus comportamientos de deshiele. A veces sin embargo, las nubes están bajas, el día está cerrado y el ascenso hasta la Casa del Árbol parecía no tener fin, para evitar la tristeza de los turistas, Carlos construyo el Columpio sobre el fin del mundo, donde grandes reviven su infancia y suman el pequeño subidón de adrenalina que el balancín sobre el filo de la montaña trae.
Si llegas a ir recuerda preguntarle a Carlos sobre el volcán, su actividad y sus libros de registro.